Era una vez una estrella que en sus últimos días, tras estertores agónicos, explotó dejando regados en el espacio gas y polvo conteniendo todos los elementos conocidos. De esos desperdicios es que se formó nuestro Sol, y de los remanentes sólidos y gaseosos que no llegaron aglutinarse en el Sol naciente, se formaron los planetas. Y en ese pequeño planeta, el tercero contando desde el Sol, las condiciones favorables produjeron moléculas capaces de reproducirse y desarrollarse en lo que llamamos vida. Tras una cadena de eventos favorables, finalmente nuestra humanidad prosperó y llegó hasta ser la sociedad formidable de la que nos vanagloriamos. Pero procedemos de un lugar oscuro cargado de desperdicios de estrella. Si, somos producto de una segunda generación. El hierro de nuestra sangre y nuestros automóbiles, el agua de nuestros ríos y el carbono del petróleo que se acaba, todo eso se formó y desperdigó en la explosión de la estrella que antecedió al Sol. Es curioso saberlo. En el origen del Universo sólo existía el Hidrógeno y el Helio. La fusión nuclear de las primeras estrellas sólo pudo formar los elementos más ligeros, no más allá del Hierro. Los elementos de mayor peso molecular sólo pueden formarse en la explosión de la estrellas que llamamos Supernovas. El Oro y el Platino son por ello muy escasos y valiosos, no sólo porque brillan intachables. Son la evidencia de lo que pasó. Pero el Sol nunca será Supernova, no tiene suficiente masa para serlo. Cuando pierda su combustible se expandirá y nos cubrirá con su ardor. Tal vez en ese tiempo ya no haya humanos en la Tierra y no puedan presenciar que también el Sol quedará como una estrella enana blanca, una esfera que se enfría hasta el final de los tiempos...
El Sol es una estrella ordinaria, de las muchísimas que hay en nuestra Vía Láctea y en el Universo, aquellas que forman el grupo que se llama Secuencia Principal. La vida de una estrella sigue caminos diferentes según la masa que contiene al formarse. La mayoría, como el Sol, gasta lentamente su combustible (unos 5 mil a 10 mil millones de años) hasta que, tras expulsar sus capas exteriores, termina como una enana blanca. Las que tienen bastante más masa viven en un frenesí de consumo de energía que en muy poco tiempo (unos cuantas decenas ó cientos de millones de años) los lleva a una gran explosión como Supernovas, para terminar como estrellas de neutrones ó huecos negros. Un descripción un poco más extensa de cómo se forman y viven las estrellas se encuentra en la página http://astronotascmh.blogspot.com/2010/10/la-vida-de-las-estrellas.html
domingo, 31 de octubre de 2010
domingo, 10 de octubre de 2010
LA UNIDAD DE MEDIDA MÁS GRANDE DEL UNIVERSO
Fuera de la Tierra, las unidades de medición de distancias dependen de la escala en que se desea medir. Hablando del Sistema Solar se usa la Unidad Astronómica (UA) que es el equivalente a la distancia media de la Tierra al Sol, 149'597,870 km ó, más fácil de recordar, 150 millones de kilómetros. Así, la Tierra se encuentra a una distancia de una Unidad Astronómica del Sol, mientras que la distancia de Júpiter al Sol es de 5.2 UA. Plutón, el planeta más alejado del Sol se encuentra a 30.2 UA. Los objetos en la llamada banda de Kuiper se encuentran en distancias alrededor de las 100 UA, mientras que los objetos de la nube de Oort se hallan a 10,000 UA. (En otra ocasión hablaré de la degradación de Plutón)
Fuera del Sistema Solar las distancias deben medirse en Años-Luz. Un año luz es la distancia que recorre la luz en un año: 300,000 km/sec x 86,400 sec/día x 365 dias = 9.46 x 10^12 (9.46 billones de kilómetros). Equivale a unas 63,000 UA. Por comparación, la distancia del Sol a la estrella más cercana es 4.4 años-luz. El centro de nuestra galaxia se encuentra a 25,000 años-luz, el diámetro de nuestra galaxia es de unos 100,000 años-luz y la galaxia externa más cercana (Andrómeda) se encuentra a 2 millones de años-luz.
Otra unidad de medida fuera del Sistema Solar es el Parsec. Un Parsec es más grande que un año Luz. Es la distancia a la cual la órbita de la Tierra (una Unidad Astronómica) se vería con un tamaño angular aparente de un segundo de arco. Un Parsec es igual a 3.26 Años-Luz. Un Megaparsec (Mpc) equivale a un millón de parsecs.
Cuando se habla de las distancias hacia las galaxias más lejanas se debe hablar en miles de millones de años-luz. Una unidad de medida más conveniente es el Corrimiento hacia el Rojo, redshift en inglés. Esta es la Unidad de Medida más grande en el Universo. El Corrimiento hacia el Rojo mide la variación producida en la longitud de onda de la luz que proviene de una galaxia lejana. De acuerdo con los descubrimientos del siglo XX, se sabe que cuanto más lejos se encuentran las galaxias de nosotros, con mayor velocidad se alejan. También se sabe que cuanto mayor es la velocidad de alejamiento de un objeto, mayor es el desplazamiento de su luz hacia la parte roja del espectro, es decir la luz que emite el objeto llega a nosotros con una longitud de onda mayor que el original, este es el llamado efecto Doppler. La medición de la distancia del objeto lejano se realiza obteniendo el espectro de su luz e identificando las líneas de emisión ó absorción características de los elementos químicos que la componen. Por el Efecto Doppler la longitud de onda de la línea de emisión ó absorción seleccionada habrá aumentado, de modo que, por ejemplo, una línea que normalmente es azul podría verse verde ó amarilla (se corren hacia el rojo). Una unidad z representa, aproximadamente, 2,360 millones de años luz. El valor exacto depende de la llamada Constante de Hubble, cuyo valor más recientemente observado es 70.6 ± 3.1 km/sec/Mpc.
El objeto más lejano que se haya observado (al año 2016) es la galaxia GN-z11 en la constelación de la Osa Mayor con un corrimiento hacia el rojo confirmado de z = 11.1 equivalente a una distancia de 12.88 mil millones de años-luz. El evento más lejano observado fue la explosión de una estrella en la constelación de Leo, tan poderosa que su emisión de rayos gamma (GRB090423) fue detectada a pesar que el objeto se encuentra a 13.1 mil millones de años luz, con un z = 8.2.
sábado, 2 de octubre de 2010
HISTORIA PARA UNA NOCHE DE HORROR
Todos ustedes deben haber escuchado las historias de los posibles y reales choques de meteoritos y cometas contra la Tierra, y conforme se acerca la fecha aumentarán las historias de catástrofes predichas para el año 2012 (todas falsas por cierto). Sin embargo existe una historia de horror que es más cierta y que podría causar escalofríos en una noche de fogata ahora que el verano se aproxima. Se trata de la colisión de la gran Galaxia de Andrómeda con nuestra Vía Láctea. La galaxia de Andrómeda es ligeramente más grande que nuestra galaxia y se nos aproxima a una velocidad de 120 km/sec. Ya que esta galaxia se encuentra a algo así como 2 millones de años luz, el choque ocurrirá dentro de unos 4.5 mil millones de años. Es muy probable que este encuentro no produzca choques entre las estrellas de ambas galaxias porque ya saben Uds. que el espacio dentro de las galaxias es casi vacío (la estrella más cercana a nosotros está a 4 años luz de distancia!), sin embargo la interacción gravitatoria probablemente lanzará al Sistema Solar y a nuestra Tierra fuera de la galaxia y quizá deambulen muy lejos de la nueva galaxia elíptica que resulte del choque y la consiguiente fusión de galaxias. Pueden sentir el horror de espectar dicho acontecimiento en las simulaciones que se encuentran en la siguiente dirección:
La vista desde fuera: http://www.youtube.com/watch?v=jbXgQaCobLc&feature=related
La vista del cielo nocturno futuro: http://www.youtube.com/watch?v=Jq_pvVilR4Y
La imagen que acompaña se trata de un choque que actualmente puede verse en el cielo, se trata de la llamada Las Antenas.
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