Ayer en la noche el cielo estuvo increíblemente
despejado después de meses de cielos nublados y brumas en el mejor de los
casos. Desde mi patio pude ver las estrellas de Orión, Can Mayor y Gémini al
anochecer de la super-iluminada Lima. Júpiter, destacaba al borde del techo de
mi vecino del norte y hacia el Este se destacaba Régulo. Más tarde en la noche
Marte brillaba con su luz roja cerca de una más débil Spica, ambos aún detrás
del techo del vecino del Este pero fácilmente visibles desde mi cochera. Hacia
las 2:30 am, antes de irme a dormir, Marte estaba casi en el Cenit mientras
hacia el Este identifiqué a Saturno, Antares y algunas estrellas más de
Scorpio. Es muy posible que el cielo haya estado así hasta el amanecer, tan
transparente y estable, con las estrellas sin centelleos, pero a pesar de mi
deseo de salir a observar más pudo mi obligación de terminar un trabajo para un
proyecto que empecé esta última semana y sólo quedé con las ganas de observar.
Pero hoy, cuando vi al atardecer que el cielo estaba libre de nubes aunque con
bruma de fondo, me dije que no dejaría pasar la oportunidad de ver los tres
planetas más algunas otras cosas que se pueda en el intermedio. Después de
tanto tiempo sin armar el telescopio, demoré en encontrar algunos componentes y
cuando ya estuvo listo para observar, Júpiter ya no era visible, habiéndose
ocultado tras el techo. Me entretuve largamente viendo a Régulo y las estrellas
de su alrededor esperando la aparición de Marte. El cielo estaba muy estable
pero la bruma y la terrible iluminación de la ciudad apenas permitían detectar
estrellas brillantes en el buscador y a través del telescopio eran difíciles
las estrellas de magnitud 8. No pude observar ningún objeto de cielo profundo,
ninguna galaxia ni cúmulo, ninguna nebulosa. No me importaba porque esperaba
observar a Marte más tarde. “El planeta es tan brillante que seguramente
vencerá a la bruma”, pensé. Hacia las 10 de la noche, tras cansarme observando
a Denébola, levanté la cabeza y descubrí a Marte rozando el techo del vecino.
Inmediatamente apunté hacia él el telescopio y empecé a observarlo. A 270x pude
ver el casquete polar Norte, diferenciado del resto de la superficie por su
blancura, y un oscurecimiento en el Este que supuse era Syrtys Major a punto de
salir a nuestra vista. Tras apenas unos minutos de observación la imagen empezó
a desvanecerse y se dificultó el enfoque. Cuando levanté la cabeza encontré las
malditas e inoportunas nubes cubriendo toda la zona y avanzando desde el Este.
No puedo escribir aquí las palabras que proferí, pero contra los elementos no
se puede hacer más que aceptar su designio. Me quedé pensando que es verdadera
la afirmación que dice “Las condiciones del cielo son inversamente
proporcionales al deseo y la ansiedad por observar”. Hoy se cumplió. También
quedó rondando por mi cabeza la afirmación de mi hija que dice que mi afición
ya no es la Astronomía sino armar y desarmar el telescopio, porque ya se había
hecho costumbre que apenas las nubes ven que estoy armando el telescopio, inmediatamente
cubren el cielo visible desde mi patio y se estacionan allí. ¿Debo culpar al
calentamiento global?
Aspecto de Marte percibido durante sólo unos minutos el 29 de Marzo del 2014 a las 11:00pm, Hora de Lima. Obtenido con el software Mars Previewer II. |
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